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Empieza a valorar cada sorbo fugaz de leche con colacao en las mañanas. Ese mensaje de buenos días. Las comidas con tus amigas. Las noches paseando con tu perro y pensando... en ti. Los viernes compartidos con tus amigos. Esa ducha de agua caliente. El meterte en la cama después de un día agotador. El disfrutar de un capítulo de tu serie favorita. Los trayectos de ida y vuelta en el tren. La sonrisa inocente de los niños. La luna de todas las noches. Los "te echo de menos" que te llenan de vida y a la vez y te parten el alma. Los secretos compartidos. Tus momentos de risas. Tus momentos de dolor. Los sufrimientos que a nadie le cuentas. Los momentos en los que te ríes sola recordando situaciones graciosas. Las fotografías que te sacan sonrisas.
Ese mensaje de buenas noches.
Aprende a valorar todo esto. Y sonríe siempre, da igual los problemas que haya, demuestrale al mundo que nada ni nadie podrá contigo.